Deciros a los que seguís este blog a estas alturas que soy un admirador... fan fatal, incondicional…de la gran diva francesa Dalida no es ninguna novedad, elegir una
canción de esta gran intérprete es difícil, pero hoy no se porque? me apetece este tema que a pesar
de haberlo escuchado ¿? veces, todavía se me pone los pelos de punta.
Será porque ahora, ya con cierta edad me identifico más con ella.
Dalida
TENIA DIECIOCHO AÑOS
P. Sevran, S. Lebail - P. Auriat, Gefingal
La tarde que le conocí, él acababa de cumplir 18 años.
Era el verano claro está, y yo empezaba a soñar con mi pasado.
Ante un espejo le fingí que maquillaba mi nariz para mirarle.
Cuando me vi tan cerca de él había dado no sé qué por conquistarle.
Me sonrió con intención y fue su edad la explicación de su victoria.
No quiso hablarme del amor, pues según él esa cuestión es otra historia.
Me dijo tú me vas muy bien, eres igual que la mujer de "El Graduado".
Yo no pude resistir y entre sus brazos descubrí, un sol dorado.
Dieciocho años nada más eso le hizo ser audaz más que insolente.
Cuando llegué a despertar, solo sentí la soledad indiferente.
Por un momento pretendí el retenerlo junto a mí, pero no quise.
Me dijo no has estado mal, con un candor tan infernal, antes de irse.
Entonces tuve que fingir que maquillaba mi nariz, para no verle y estuve a punto de olvidar que yo le doblaba la edad.
TENIA DIECIOCHO AÑOS
P. Sevran, S. Lebail - P. Auriat, Gefingal
La tarde que le conocí, él acababa de cumplir 18 años.
Era el verano claro está, y yo empezaba a soñar con mi pasado.
Ante un espejo le fingí que maquillaba mi nariz para mirarle.
Cuando me vi tan cerca de él había dado no sé qué por conquistarle.
Me sonrió con intención y fue su edad la explicación de su victoria.
No quiso hablarme del amor, pues según él esa cuestión es otra historia.
Me dijo tú me vas muy bien, eres igual que la mujer de "El Graduado".
Yo no pude resistir y entre sus brazos descubrí, un sol dorado.
Dieciocho años nada más eso le hizo ser audaz más que insolente.
Cuando llegué a despertar, solo sentí la soledad indiferente.
Por un momento pretendí el retenerlo junto a mí, pero no quise.
Me dijo no has estado mal, con un candor tan infernal, antes de irse.
Entonces tuve que fingir que maquillaba mi nariz, para no verle y estuve a punto de olvidar que yo le doblaba la edad.
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